La arquitecta Amely Rodríguez, de Tijuana, México, creó su estudio bajo la premisa de que sus servicios como diseñadora debían reflejar el carácter humano y personalizado de su trabajo. Espacios que promueven la inclusión, habitados por todo tipo de personas y al servicio del bienestar colectivo.
El trabajo consistió en la creación de su universo visual, logotipo y lineamientos de marca.